Bueno, después de unas "vacaciones", es hora de volver al cine y ver que hay... que merezca la pena. Hoy, Megalodón.
El
Dr. Chang, recluta a Jonas Taylor (Jason Statham), un especialista en
rescate en aguas profundas, para intentar un rescate de un submarino. Su hija Suyin (Li
Bingbing) cree que puede rescatar a la tripulación por sus propios
medios. Pero ambos deberán unir sus fuerzas para salvar a la tripulación
y también al océano de una amenaza imparable: un tiburón prehistórico
de 23 metros conocido con el nombre de Megalodón.
Ya la sinopsis tiene un tufillo a los típicos tópicos de las películas. Chico y chica empiezan enfrentados y... ya tenemos tensión sexual. Aunque aquí hay un elemento "innovador", en el submarino hundido está la ex del bueno de Jason.
¿Y la historia? Bueno, quizá el planteamiento es bueno y logra que queramos saber más. Allí donde está el submarino nadie ha llegado, así que durante el primer cuarto de película estás deseando ver qué te ofrece ese lugar desconocido lleno de especies nnca vistas. Y ahí está el primer "pero", pues en ningún momento hay una explicación a como un bicho tan grande logra sobrevivir en un lugar tan acotado. Además de reproducirse durante millones de años.
Las película deja el peso del éxito en las escenas espectaculares del megalodón, dejando las interacciones entre personajes en conversaciones estereotipadas y comportamientos previsibles, incluido el socorrido "enfrentamiento a los fantasmas del pasado". En ningún momento logras empatizar con ningún personaje, lo que te hace pensar que da igual cual se vaya a zampar primero. Ni una lagrimita oye...
¿Entonces es mala? Es entretenida, sin más. Su éxito son las escenas bajo el agua y tan solo un giro, que por otro lado no es tan imprevisible, dan algo de emoción. Aconsejada para ver un día que no tengas ganas de pensar, solo dejarte llevar.
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