Cuando un par de asesinos sin escrúpulos consigue huir de prisión, dejando tras de sí un horrible reguero de sangre, al malhumorado detective Jack Cates no le queda otra opción que sacar al timador Reggie Hammond de la cárcel para que le ayude a encontrar a los criminales. Sin embargo, sólo dispondrán de 48 horas porque Hammond debe regresar a prisión.
Podríamos habar del guion o de la historia, pero eso sería quedarse en la superficie. La historia del policía amargado que quiere resolver un caso muy complicado está más que vista, incluso en esa época. El que sean dos los implicados tampoco es muy original, pero lo que no estaba visto y es donde radica, creo yo, el éxito de la película es en meter a Eddie Murphy en medio con su humor característico.
La mezcla entre Nick y Eddie es fantástica y creíble que es lo más difícil de conseguir cuando, tanto los personajes como los actores, son tan diferentes.
Entre pista y pista, entre humor y acción, entre improperios y chascarrillos de Eddie, la película avanza y ni nos enteramos. La cinta dura poco más de hora y media, no es mucho, así que se hace muy corta.
Para mi gusto, es una de las películas "no clásicas" de los 80' más infravaloradas pero que indudablemente, le dio el empujón definitivo a Eddie Murphy que tres años después nos deleitaría con Superdetective en Hollywood.
Acción con la dosis adecuada de humor. Muy buena película que te hará pasar una tarde de palomitas entretenida.
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