Películas sobre americanos en el desierto, las hay a patadas y las seguirán haciendo. Irak, Afganistan y demás, es el Vietnam del siglo XXI. Aunque esta película no cuenta una de esas guerras tradicionales, habla sobre la que tenemos con nosotros mismos.
Un soldado se queda de repente solo y perdido en medio del desierto tras una misión que sale mal. Para agravar más la situación, ha pisado una mina y no puede moverse. El rescate quizá tarde demasiado.
En un principio, parece que la película se salta momentos e incluso que va muy rápida. Hay cosas que se quedan a medio contar o que sencillamente te obliga a pensar y a rellenar huecos en la narrativa. Seguramente, eso ha penalizado mucho a la película, no teniendo un cartel tan bueno como creo que se merece. Pero esos momentos de zozobra duran poco. Rápidamente entramos en acción.
Es cierto que Armie Hammer (Animales nocturnos, El Llanero Solitario...) no es un actor de muchos registros y en esta película tampoco es que sea un catálogo de expresiones, pero ¿Y? Su papel tampoco lo requiere. Está solo, en el desierto, tiene una mina pisada a punto de explotar... no hace falta que cambie mucho el registro ¿Nosotro lo haríamos?
Poco a poco, y ayudándose de la situación, la película nos va sumergiendo en la vida privada de él. La presencia de un árabe le hará replantearse su vida y preguntarse el por qué hace y deshace cosas en su vida privada. Sólo al final entendemos que al principio todo pase demasiado rápido.
La historia nos plantea un viaje por las sinrazones del comportamiento humano, y de como una situación extrema y mortal no s ayuda a relativizar y a plantear una idea inalterable. No siempre hay tiempo para todo.
Como viene siendo habitual ya, a pesar que a mi me ha gustado mucho, no ha tenido demasiada buena critica. Yo la recomendaría, como poco te hará pensar. Eso sí. no es una película bélica.
2016: Premios David di Donatello: Nominada a mejor efectos visuales y ópera prima
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