martes, 13 de septiembre de 2016

Toro

De un tiempo para aquí el cine español me anda sorprendiendo con títulos no tan "planos" ni tan "clones" unos de otros. Cada vez hay más historias bien contadas y que nos sorprende en cada giro.

Dos hermanos se reencuentran después de cinco años. Toro (Mario Casas) ha estado en la cárcel por un delito que cometió junto a José (Luis Tosar). Ambos tiene cuentas pendientes entre ellos, pero un enemigo común, Romano, les unirá (José Sacristán), Capo con el que trabajaban antes de que un golpe fallido enviara a la cárcel a Toro. Está circunstancia les llevará a un viaje de violencia y venganza, donde enemigo y aliado es una misma línea prácticamente invisible.

Oscura y violenta. Son dos adjetivos que me vienen a la cabeza cuando pienso en la película. Y si me apuras, un tanto sádica. La ambientación, exteriores... me parece perfecto. Nos enconrramos en Andalucía y lo sabes desde el momento en el que escuchas los primeros acordes de una guitarra española. Quizá en ese momento, junto con persecuciones en coche, crees que vas a ver una película setentera estilo "El Torete". Pero no, para nada.

Toro es un personaje que por seguir el camino de sus hermanos mayores toma el camino del dinero fácil. Pero quiere cambiar. Mario Casas parece que nació para este tipo de papeles, aunque recomiendo verlo en Las brujas de Zugarramurdi. Toro es un joven que su paso por la cárcel no le quita las ganas de seguir por buen camino, y durante la primera parte de la película le vemos sufrir y debatirse entre ayudar a los suyos o mantenerse al margen.

En el lado contrario tenemos al gran Luis Tosar. Inconmensaurable en su papel. En el fondo él también quiere terminar con todo y llevar una vida apacible junto a su hija lejos. La diferencia está que a José no le importa cómo conseguir su objetivo. Y Luis Tosar borda esa dualidad y esa ambigüedad.

Y el tercer monstruo (con cariño) de la película es José Sacristan. Nunca me hubiera imaginado a este actor haciendo de mafioso sádico y despiadado. Pero aprueba y con mucha nota. Esa voz tan característica la usa como arma. Grave, pausada... puede decirte que te va ha matar y no se altera. No confundir con inexpresividad, todo lo contrario, la mirada de asesino y el tono, sus gestos...

La película en general me gustó. Es lo que promete. Una historia de violencia y en cierta forma de supervivencia. Es previsible en sus giros, cosa que resta un poco, pero la ejecución de los mismos vale la pena verlos

Os la aconsejo, pero aviso también de lo violenta que puede llegar a ser. Y violenta no tiene que significar sangre salpicando y cabezas rodando, violenta es... violenta.



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