Inferno

Tercera entrega en donde Robert Langdon sigue haciendo de las suyas con esa mente tan... genial.

Robert Langdon (Tom Hanks), el famoso profesor de simbología se encuentra tras el rastro de una serie de pistas conectadas con el mismísimo Dante. Cuando Langdon despierta con amnesia en un hospital italiano, hará equipo con Sienna Brooks (Felicity Jones), una doctora de la que él espera le ayude a recuperar sus recuerdos. Juntos recorrerán Europa en una carrera a contrarreloj para desbaratar una letal conspiración global.

Bueno, la sinopsis es como mínimo inquietante por aquello de la conspiración global, Dante y compañía, pero... ¿Qué es lo que queda cuando la analizas? Pues que el bueno de Robert tendrá que volver a analizar pinturas, todo tipo de arte y mensajes en clave para llegar al final del misterio... como en las dos anteriores. ¿Qué quiere decir eso? Pues que si bien está en la misma línea (que no la misma calidad) no te sorprende en nada y a ratos aburre. Contramedida a ese aburrimiento que creo que ya intuían, el comienzo lo varían. Robert tiene amnesia y su capacidad para "razonar" todas esas pistas e inlcuso recordar está muy mermada, así que  mientras intenta recuperarse tendrá que ir resolviendo acertijos. 

Algunos elementos son totalmente previsibles casi desde que se plantean, otros son tan rebuscados que ya sospechas que algo hay detrás... y unos pocos logran sorprenderte, aunque no al punto que logren compensar el resto.

Para llevar la historia enredan a varias bandas la "búsqueda" del elemento en cuestión necesario para parar el apocalipsis que se avecina. Lo enredan tanto que al final es ridículo.

En cuanto a las interpretaciones, ni Tom Hanks se salva. Se nota desganado, poco motivado diría yo. Felicity Jones se pasa toda la película con cara de "Ah bueno"...

Lo único que salva un poco la película, que no la historia, son las visiones de Robert que visualmente me encantaron, tanto por su estética como por la simbología.

Si te gustó mucho las dos anteriores está quizá también te guste. A veces, rizar el rizo te hace estrellarte.