Pues allá vamos con otro estreno reciente. No os quejaréis de que os tenemos abandonados, estamos intentando dejar un mes cargadito para que no nos pase como otros meses desérticos.
Esta es la tercera entrega de la nueva saga del Planeta de los simios, en la que César (el mono mutado) se ve obligado con los demás simios a recluirse en un bosque, continuando una guerra con los humanos que él quiere terminar.
En este caso, César es presentado como el héroe, mientras que los humanos, encabezados en este caso por un enloquecido Woody Harrelson como su antagonista; sólo pretende acabar a toda costa con esa especie que nos quitaría rápidamente la supremacía en la tierra. Nos dan la explicación quizás de lo que ocurre justo antes de la primera película de El planeta de los simios con Charlton Heston.
Como os podéis imaginar, de una factura impresionante, yo alucinaba con lo realistas que son los simios, totalmente creíble esos animales, con unos escenarios muy bien hechos.
Pero aún y con todo lo bien que está hecha, no me acaba de gustar. Me desvinculo en muchos momentos de la historia, porque no sé, aunque te enternecen igualmente las muertes, la barbarie, el simbolismo político y la crítica a nosotros como especie, no me acabo de sentir identificada ni me engancha. Quizás porque en esta entrega los humanos están en un segundo plano, y la mayor parte del tiempo estamos al lado de los simios, no sé.
Para mí flojita, y me estoy replanteando mis gustos, porque viendo las críticas que están teniendo estos últimos estrenos y que para mí no tienen ni chicha ni limoná, me hace pensar que estoy atrofiada, aaargh.
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