Reconozco que me gustan las películas un tanto enrevesadas, que te llevan de la mano en un laberinto de actos y acciones con la promesa que "luego" te lo explicaran todo. Cuando has visto algunas, puedes esperarte cuál es el giro último que dejará al espectador con cara del Sexto Sentido. pero hay otras en las que siempre hay algo más.
Un agente especial (Ethan Hawke) de un departamento secreto del
gobierno, una agencia creada en los años 80 que permite realizar viajes
en el tiempo, tendrá que realizar una compleja serie de "saltos" hacia
atrás en el tiempo con el fin de detener al conocido como "el terrorista
fallido" (The Fizzle Bomber), un individuo que está poniendo bombas por
todo el país con miles de víctimas. En uno de sus viajes a los 70, el
agente, que trabaja encubierto como camarero de un bar, conoce a un
hombre que le narra una historia extraordinaria...
¿Otra película de viajes en el tiempo? ¿Otro Timecop? No, en absoluto y para nada. La historia, aunque evidentemente se basa en los viajes en el tiempo, es la historial de una persecución contra el mal que nos acecha a todos. La película nos muestra a los dos personajes enfrentándose a sus miedos y clamando la misma venganza. Es difícil, muy difícil hablar sin hacer spoiler y esta es una historia que vale la pena ir descubriéndola a medida que la ves.
Tanto
Ethan Hawke como Sarah Snook, están muy bien en sus papeles, pero quiero hacer mención especial a ella por la complejidad de su personaje y su camaleónica transformación.
Poco más puedo decir. Que la aconsejo, pero para verla tranquilo, sin prisa y no perder detalle de nada...
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