Basada en una leyenda japonesa. Siglo XVIII. Kai (Keanu Reeves) es un paria que se une a Oishi (Hiroyuki Sanada), el jefe de los 47 Ronin. Su objetivo es vengarse del traidor que mató a su señor y los condenó al destierro. Para recuperar el honor perdido, los guerreros emprenden una aventura que les obligará a superar duras pruebas.
Keanu Reeves, el hombre impasible, el que su rostro es incapaz de expresar emoción alguna, es el protagonista de esta historia llena de aventuras, traiciones, monstruos, amor y lealtad y aunque no me acaba de desagradar el bueno de Keanu, ya que su papel tampoco exige mucha expresividad, si que se le echa de menos algún atisbo de que sí tiene sentimientos.
Las demás interpretaciones son, como no podía ser de otra forma, sobrias y muy "japonesas".
Por lo demás, y como buena película de aventuras, hay luchas, venganzas y una subtrama de aceptación del que es diferente. Además, cuenta con una vistosidad muy colorida que le da una estética especial que te atrapa.
La historia está muy bien llevada y va encajando todo sin apenas forzar ninguna situación, lo que hace el viaje del espectador mucho más cómodo y este puede dejarse llevar por lo que ve y disfrutarla.
Quiero hacer mención especial a los paisajes y a una banda sonora que me gustó. La fotografía es para mi de lo mejor de la película
Si te gusta la cultura japonesa o las aventuras en general, es un título que no puedes perderte.