miércoles, 23 de noviembre de 2016

Al final de la escalera

Noche nublada, me quedo sola en casa ¿y qué se me ocurre? Ponerme una película de terror, claro está. Me decidí por un par de pelis de este estilo setenteras, no sé por qué, una de ellas Amityville, y otra esta.

Al final de la escalera, un clásico del género, hacía años que no la revisionaba y pensé: "Esta es la mía". Pero no me voy a explayar en esto, me meto ya en el asunto. La película está dirigida por un desconodido para mí Peter Medak, y aunque sea de la Universal, es una producción canadiense, del que informándome un poco, esta es su mejor obra, porque luego se ha dedicado a hacer series y películas de baja factura.

John (el casi impasible George C. Scott), es un compositor que acaba de perder en un accidente de tráfico a su mujer y su hija. Desolado, cambia de ciudad y busca casa nueva donde poder reecontrarse, superarlo todo y volver a componer. Unos "amigos" le consiguen una vieja mansión que parece ideal... parece.

       Hola, soy John y esta es la casita tan entrañable que me han buscado los de la asociación histórica.

Al comienzo, él parece relajado, hace amistad con la atractiva señora de la asociación histórica que le proporciona la casa... pero empiezan a ocurrir cosas extrañas: Golpes que le despiertan, sonidos, rotura de vasos, y una de las escenas más aterradoras del cine; la pelotita de su hija bajando por la escalera. A partir de ahí se suceden los acontecimientos; descubre una vieja habitación oculta, una especie de desván, y al investigar se entera de que allí ocurrió una desgracia... un niño murió allí. ¿Qué había ocurrido? ¿Y por qué ocurría todo eso ahora?

Para mí el terror se consigue de esta manera, intriga, tensión, una atmósfera agobiante... y todo eso está conseguido. Se pasa más miedo esperando qué va a ocurrir, que con sustos previsibles. Una buena música que te deja encogido, que te hace ver que se acerca el momento, los juegos con la luz y la oscuridad, lo que se insinúa, para mí me deja a punto del infarto.

Que sí, que somos adultos, y que cualquiera que no la haya visto en su momento, a día de hoy le puede parecer previsible, que no salta demasiadas veces en el sofá, pero tenemos que tener en cuenta que la película es del año 79, este tipo de argumento hoy por hoy está muy manido, lo hemos visto cien veces, pero en su momento no tanto. 

                                                        Bota, bota, la pelota... ¡buh!

A mí me sigue pareciendo muy buena, e intento que los "tiempos modernos" no le quiten ese halo que siempre ha tenido, yo os la recomiendo si no la habéis visto, y si lo habéis hecho... apagad la luz, quedáos a solas y volved a experimentarla.

                               1980: Premios Genie: Mejor película canadiense






2 comentarios:

  1. Que miedo...

    Recuerdo ver esta película de chico, junto con varios amigos y amigas (el peor clima porque todos están haciendo chistes y hablando) y la verdad es que terminamos todos asustados y en silencio.

    Excelente película. Pocos efectos pero un suspenso implacable y unas actuaciones magistrales hacen de esta cinta algo imperdible.

    Muy interesante la crítica, y muy bueno tu blog, saludos!!

    Pablo
    CINE DE CASA
    http://moviespeace.blogspot.com.ar/

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  2. Sí, yo creo que es uno de los clásicos imprescindibles del cine de terror, de esas que me dejan con el corazón en un puño, encogido, agarrándome al sillón hasta su final. Gracias por alabar el blog, un alegrón que te guste!

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