Tras la llegada a mis manos de un pack repleto de grandes clásicos no me quedaba otra que disfrutar de una noche de película en blanco y negro. Lo cierto es que a muchas generaciones les da como pereza el ver películas así, quizás porque no se sienten indentificados con la ropa, las formas, etc. A mí eso nunca me ha ocurrido, si una historia es buena, todo lo demás me da igual, no hace que me aleje de ellas.
Este es uno de los casos, El tercer hombre, con un reparto de lujo en la época, Joseph Cotten y Orson Welles junto a Alida Valli como los protagonistas, en una historia que se filmó en una época coetánea a lo que se estaba narrando.
Nos encontramos en laViena divida y repartida entre los vencedores de la 2ª Guerra Mundial: Inglaterra, Rusia, Estados Unidos y Francia. Y allí es donde llega Holly Martins, un escritor de novelillas cutres del oeste, que acude en busca de un nuevo trabajo prometido por uno de sus mejores amigos, necesita un cambio de vida. Pero al llegar se encuentra con algo que no podía esperar; unas horas antes su amigo ha sido mortalmente atropellado, y es más, la policía militar tiene pruebas de que se dedicaba a traficar con penicilina adulterada, (que os puede parecer una tontería, pero en aquellos momentos, los medicamentos escaseaban, y se pagaba por ellos grandes cantidades).
Total, el señor Martins, totalmente en shock, decide quedarse e intentar esclarecer qué ha ocurrido, demostrar que su amigo no es un traficante, y comienza por intentar saber quién era el tercer hombre que se encontraba en el lugar del accidente.
Esta es una película de intriga, sí, pero también trata sobre la lealtad, la amistad y el amor. El argumento te mantiene enganchado en todas sus vertientes, y lo bueno de las películas en blanco y negro es la manera en que se juega con la luz, los planos distintos, todo para destacar lo que se intenta contar... si alguna pega le tengo que poner es la música, cosa en la que no estoy de acuerdo con las críticas que he podido leer, y que ensalzan como de las mejores cosas de la película, pero... qué queréis que os diga, una música insufrible de cítara machacona, que por momentos hasta parece que le da un punto de humor no me parece la más adecuada a una película de este tipo, hay que tener una concentración alta para no salirte de las escenas y perderte.
El guión, una genialidad, con escenas ya míticas como la de la noria, o las cloacas de Viena... Así que ya sabéis, si no la habéis visto, estáis tardando, y si lo habéis hecho, nunca es mal momento para volverlo a hacer.
1950: Oscar: Mejor fotografía B/N. 3 nominaciones
1949: Premios BAFTA: Mejor película británica. Nominada a Mejor película
1949: Sindicato de Directores (DGA): Nominada a Mejor dirección
1949: Festival de Cannes: Gran Premio del festival (mejor película)
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