miércoles, 18 de marzo de 2020

Hombres de honor

De Niro, una de mis debilidades y Cuba Gooding Jr., un actor que merece todos mis respetos y que su nombre en una película, para mí, ya le da caché. 

Carl Brashear nació en Kentucky en el seno de una familia de campesinos negros cuya vida ha estado siempre marcada por el racismo. Mac, el padre de Carl, le enseñó desde niño el valor de la perseverancia como arma para vencer los obstáculos y alcanzar sus sueños. Carl sueña con ingresar en la escuela de buzos de la marina de los Estados Unidos. Pero no lo tendrá fácil.

Hablar de De Niro cuando se hizo la película (año 2000) ya era sinónimo de éxito, al menos para mí. El amigo
Cuba Gooding Jr ya había hecho la genial Jerry Maguire, Mejor... imposible e incluso había salido en El Príncipe de Zamunda (Es el jovenzuelo al que le cortan el pelo en la peluquería). Así que cuando vi esta película por primera vez no tenía dudas de que me iba ha gustar.
No hace mucho la volví a ver y aunque ya han pasado veinte años desde su estreno, sigue funcionando igual. Genial.

Carl tendrá que luchar, no solo contra si mismo, si no contra el sistema. Relegado a la cocina de la armada por ser negro, tiene que demostrar mucho más que los demás para que lo tengan en cuenta. Esa es la enseñanza de la película. Todos tenemos sueños y el de Carl era ser el primer buzo de raza negra. A veces hay que nadar contra corriente.

De Niro, en el papel de Billy Sunday, está inmenso. Alcohólico, racista... Su forma de humillar y zancadillear a Carl pondrá a prueba la voluntad de este. Y no desmerece la interpretación de Cuba. Sobria y seria, sabe darle ese plus de emotividad a ciertas escenas verdaderamente duras.

Es una cinta que quizá pasó demasiado de puntillas y a mi me parece una gran película. Soy amante de las películas que además de entretener, te cuentan una lección de vida. Y de vida real, pues está basada en hechos reales.







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