El tio duro, el papichulo... ese es Mark Wahlber. Tiene películas para todos los gustos y de géneros tan dispares como la comedia o la acción. Y algo que les veo en común, es que Mark siempre da el callo independientemente de si la historia es buena o mala.
El exagente de policía Spenser (Mark Wahlberg) regresa a los bajos
fondos de Boston cuando destapa la conspiración causante de un asesinato
muy mediático. A pesar de las constantes amenazas, Spenser decide
tomarse la justicia por su mano para demostrar que nadie está por encima
de la ley.
La película podría ser un thriller policiaco pero se decide, afortunadamente, por una comedia policiaca. ¡Ojo! Con comedia no me refiero a que nada tenga sentido y todo sean risas. Es una película de acción con tintes comicos .
No voy ha ir con rodeos. Me gustó, me entretuvo y era lo que buscaba. Si a eso le sumas acción de la buena, te pasarás casi dos horas muy entretenido.
Uno de sus puntos flojos es la historia en si, previsible y poco original, pero vuelvo a insistir, es una película para entretener, no para que sea un quebradero de cabeza.
Como toda comedia, el personaje se rodea de unos variopintos personajes, que de una forma u otra le ayudan, o le estorban, en su cometido. En este caso, su anciano profesor de boxeo y su nuevo pupilo y la.... digamos... psicópata ex novia de Mark. Aunque, realmente, este es el que hace avanzar la historia, todos ponen su granito de arena en el trasncurso de la película. Aquí he de decir, que el personaje de Hawk (Winston Duke, M'Baku en Avenger Infinity Wars) está muy desaprovechado y aunque tiene varias apariciones muy buenas, te quedas con ganas de más.
Lo dicho, una película de acción, aderezada con granitos de humor para entretener estas tardes tan largas
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