domingo, 15 de marzo de 2020

Rambo, Last Blood

Sinceramente, tras la última de Rambo, creí que el personaje estaba acabado, históricamente hablando. Parecía que había remido todos sus pecados y había logrado perdonarse. Pero no. Había otra vuelta de tuerca.

Después de haber vivido un infierno, John Rambo se retira a su rancho familiar, pero su descanso se ve interrumpido por la desaparición de su ahijada tras cruzar la frontera con México. El veterano de guerra emprende un peligroso viaje en su búsqueda, enfrentándose a uno de los carteles más despiadados de la zona. Así descubre que, tras la desaparición de la chica, hay oculta una red de trata de blancas. Con sed de venganza, deberá cumplir una última misión desplegando de nuevo sus habilidades para el combate.

Bueno como excusa está bien, pasable. Pero pensemos con perspectiva... Un guerrero que ha asolado aldeas enteras, destrozado pelotones enteros desde Vietnam hasta Afganistán... llega, toca a la puerta del malo y le dice "Hola, vengo a llevarme a la chica"...  Somanta palos que se lleva. Lógico.

El guion es de primero de carrera. Chico salva a chica y si la chica es una especie de "Hijastra" pues más carga emocional. No hay giros, no hay sorpresas, quizá cuando muere la chica, pero es necesario ese detonante para que el bueno de John se ponga las pilas. Aún así, espera en el rancho a que los mejicanos vengan a por él. Hay que recordar que tiene una especie de red de túneles por todo el rancho... es su proyecto personal de párvulos. 

Hablando de mejicanos... Aún me duele los oídos de ver a Sergio Peris-Mencheta u Óscar Jaenada haciendo de pinches malotes. Sobre todo después de ver a Oscar en la gran serie de Hernán. 

No voy hacer el spoiler del final. No os diré como acaba porque es un final... digamos interpretativo. Eso sí. Creo que John Rambo se merecía un final de saga a la altura de Rocky.


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