Después de mi anterior post hablando sobre el Último Cazador de Brujas, necesitaba volver al principio, volver a la esencia de películas que me han marcado. Como dice Iñigo Montoya, "Si un trabajo sale mal, vuelve al principio".
Un abuelo visita a su nieto comvaleciente en cama. Para tenerlo entretenido, le lee un libro que ha pasado por varias generaciones de la familia. En él, se cuenta la historia de Westley, que tras haberse ido en busca de fortuna vuelve para casarse con su amada, pero esta está prometida en contra de su voluntad con el Príncipe Humperdinck.
A riesgo de ser presuntuoso, diré que esta película hay que saber verla. Quizá, la parte donde el público no presta demasiada atención, es donde está la clave para entender cual es el tema principal de la película. Me refiero a las cortas escenas entre el nieto y el abuelo. Al nieto se nos presenta enfermo en cama y jugando con un ordenador. Cuando el abuelo le proponerle leer el libro, el niño es un tanto reacio a pesar de que le pinta una historia llena de aventuras. El niño podría representar al espectador, sin muchas ganas de embarcarse en una historia tan "increíble". Increíble al punto de que el niño corta varias veces al abuelo para expresar su disconformidad con los sucesos. Una de las frases clave del abuelo es una que todos hemos tenido en mente alguna vez. "¿Quién dijo que la vida es justa"?. El niño, como el espectador, va cogiendo la historia como algo suyo, casi personal, disfrutando de los éxitos de Westley y sufriendo sus fracasos. Al final el niño queda tan fascinado por la historia, que incluso quiere oír las escenas de besos, cosa de la que en un principio quería huir. Nuestro niño ha madurado.
Entonces... ¿El resto? El resto es una maravillosa aventura, lleno de mesajes, envueltos como caramelos en papel de celofán. Tan dulces que si no lo viésemos de la forma correcta, sería empalagoso. El amor en todas sus vertientes, eso nos muestra. Entre amigos, entre hombre y mujer, entre hombres y el poder, entre nieto y abuelo... Ese es el celofán que recubre un caramelo lleno de aventuras a la antigua usanza.
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| Foto conmemorativa del 30 aniversario con sus actores originales |
La película nos regala escenas míticas más allá del famoso "Hola, soy Iñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir". Precisamente, el duelo de espadas entre Iñigo y el pirata Roberts. O en la que el pirata Roberts, reta a Humperdinck a un duelo a sufrimiento, o cuando Iñigo y Fezzik juegan a rimar...
Estas son algunas curiosidades que he encontrado en la red sobre la película:
- Estuvo a punto de rodarse en los 70, y para el personaje de Fezzik se pensó en un jovencísimo Arnold Schwarzenegger, pero para cuando se rodó ya era demasiado famoso y caro de contratar.
- André el Gigante, era una fuente de anécdotas. Wallace Shawn, el actor que hizo del siciliano Vizzini tenía miedo a las alturas y en la escena de los acantilados André se acercó a él y le dijo que no se preocupara, que cuidaría de él. Entre tomas, y dado el frío que hacía durante el rodaje de los exteriores, ponía su enorme mano en la cabeza de Robin Wright para que no pasa frío, etc..
- Para el personaje de Vizzine, el primer actor en el que pensaron fue Danny de Vito, al final fue desechado.
- Las ratas gigantes eran dos actores metidos en trajes. Uno de ellos tuvo una pelea con su mujer y quemó la casa. Los productores tuvieron que pagar la fianza para poder terminar de grabar las escenas
- El casting para Buttercup, atrajo a más de 500 actrices entre ellas a Courtney Cox, Meg Ryan, Uma Thurman y ¡Whoopie Goldberg!
- ¿Sabías que el milagroso Max es Billy Crystal?
- 1987: Nominada al Oscar: Mejor canción original1987: Festival de Toronto: Mejor película (Premio del Público)
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