miércoles, 29 de marzo de 2017

El dragón del lago de fuego

Al recordar en otro post, la atracción que pueden provocar los dragones, esa figura mítica que nos transporta siempre a la Edad Media o a mundos fantásticos, recordé esta película. Reconozco que la tengo absolutamente mitificada, pero eso es lo que nos suele ocurrir cuando somos pequeños, ¿no?

El dragón del lago de fuego, Dragonslayer en inglés, es un película poco conocida de 1981, una época en la que pocas veces se contaban con muchos medios para realizar unos efectos especiales medianamente buenos, y aún así las películas tenían magia, y esta es una de ellas.

Nos encontramos en plena Edad Media, en una pequeña aldea a la sombra de un castillo y un arrogante rey. Pero hay una sombra mucho más grande que asola el lugar, y es un dragón. Para aplacar su furia, el rey, realiza cada cierto tiempo un sorteo entre las doncellas del lugar, para elegir a una y que sea sacrificada por el dragón (o más bien hecha a la brasa). Un pequeño grupo deciden ir en busca de un gran mago que pueda acabar con su maldición, y ese mago tiene un aprendiz, que se convierte en el antihéroe de esta historia. Ese aprendiz no es ni más ni menos que Peter MacNicol, al que quizás recordaréis por ser el Bizcochito de Ally McBeal, el baboso director de arte del museo en Cazafantasmas 2, o matemático en la serie de Numbers.

                                           Aquí le tenéis a punto de darlo todo con el dragón.

Tras la revisión solo puedo decir que me ratifico en lo que pensaba, una buenísima ambientación, oscura, creíble (dentro de la fantasía), con unas actuaciones pasables, y unos efectos que para la época estaban bastante conseguidos, de hecho en los oscar del 81 tuvo nominación por sus efectos especiales, realizados por Light and Magic. Así que si os va esta temática, no le tengáis miedo por ser "antigua", porque podéis descubrir una joyita que yo por cierto me muero por tener.

                           1981: 2 nominaciones al Oscar: Mejor BSO, efectos visuales
 
 

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