viernes, 25 de marzo de 2016

Phenomenon

Esta es una de esas películas que cuando las recuerdas las clasificas dentro de las entrañables. No es la película de tu vida que te provoque una catarsis, ni un dilema existencial pero oye, toca un poquito la fibra, y si es mi caso, te hace llorar a moco tendido.

John Travolta encarna a George Malley, un sencillo hombre de un pequeño pueblo en EEUU al que el día de su cumpleaños le da una especie de parraque, ve una luz en el cielo que él identifica o cree que puede ser un ovni y se desmaya. A partir de ahí, descubre que su capacidad mental aumenta exponecialmente: lee varios libros el día, se interesa por todo, controla la telequinesia... vamos, un portento.

En ese intervalo nos muestran como es la vida en un pueblo tranquilo y rural: gente sencilla, todos se conocen, y todos se tienen calados, pero... el miedo a lo desconocido, a que algo pueda cambiar aterra, somos humanos.

John está rodeado de una serie de personajes muy interesantes, interpretados por buenos actores: Forest Whitaker, como el tímido e introvertido amigo obsesionado con Diana Ross y que desea encontrar el amor, Kyra Sedgwick, que es la nueva en el pueblo, recién llegada sola y con dos niños, y de la cual George se enamora hasta las trancas (he aquí una subtrama ñoñísima pero súper cuqui a la vez), y no me puedo olvidar del gran Robert Duvall, el médico del pueblo, que se encariña mucho con George, le tiene mucho aprecio y lo apoyará hasta el final.

A John le pega un poco el papel ese de inocentón que no se entera, y con la voz que tiene más aún, pero queda creíble aún cuando el argumento es bastante inverosímil, y... ¿quién lo necesita? yo no, jé. Quien va a creer que alguien que descubre todo eso intentará ayudar a los demás, se daráa todos sin pedir nada a cambio e intentará hacer que el mundo sea una pizquita mejor ¿eh?

Todo parece tener toques misteriosos y sobrenaturales, mezclados con la ignoracia de la gente a lo desconocido hasta que un buen día, se vuelve a desmayar, ve esa luz... y los médicos descubren que es un tumor, y que es eso lo que le provoca tener tanta estimulación cerebral, ahí lo dejo.

Una fotografía muy bonita, me encantan esos parajes de pueblo perdido llenos de campos y naturaleza, esa tranquilidad...


Si no os pongo esta conversación entre George y su amada (una vez se ha enamorado, claro) cuando han descubierto la enfermedad, reviento, porque es de los diálogos más bonitos que he oído en mi vida (y sí, es ñoño):

Ella: He intentado tanto no quererte...
Él: ¿Y cómo te ha ido con eso?
Ella: (sonriendo) Maaaal, muy mal
Él: Dime una cosa, ¿me querrías el resto de mi vida?
Ella: No... te querré el resto de la mía...

Si no estáis suspirando en este momento, es que estáis en estado catatónico.

Por último, para no daros más la brasa, la banda sonora es bueníiiiisisisisisma. La música instrumental a cargo de Thomas Newman, con mucha flauta y melodías muy tiernas, pero luego hay una serie de canciones tranquilas, preciosas, de autores muy conocidos, que os podéis poner mientras leéis un libro o en una velada romántica, son perfectas. Aquí os dejo un par de muestras:



Sólo digo que... ¡la disfrutéis!

No hay comentarios:

Publicar un comentario