"Tenemos que hablar"... esa frase tan común y peligrosa que cuando se la escuchábamos a nuestra pareja sabíamos que dejaría de serlo en un plazo máximo de 15 segundos. El título y el elenco de actores me hizo darle una oportunidad.
Nuria (Michelle Jenner) lo tiene todo para ser feliz: un buen trabajo,
una casa maravillosa y un novio perfecto con que se va a casar. Sólo le
falta una cosa: los papeles del divorcio. En cambio, su marido, Jorge
(Hugo Silva), está en paro, sin novia y sin haber olvidado a Nuria. Sigue traumatizado
porque durante la crisis convenció a los padres de Nuria (Verónica
Forqué y Óscar Ladoire) para que invirtieran en preferentes y propiedades, lo que los
llevó a la ruina. Cuando ella va a pedirle los papeles del divorcio, un mal entendido hará que Nuria se planté hacerlo de la manera más suave...
Como he dicho al pricipio, el elenco de atores y actrices me dieron el empujón definitivo para verla. En general crean un buen grupo en donde las situaciones hilarantes y surrealistas se irán sucediendo mientras Nuria intenta que Jorge se vaya sintiendo mejor para pedirle la firma. Las tramas se van cruzando lo que hace mucho más caótica y divertida los encontronazos. Suena bien ¿Verdad? Bueno no lancemos las campanas al vuelo.
Los diálogos creo que son mejorables y curiosamente, la interpretación más floja me parece la de
Michelle Jenner. Me da le sensación incluso, que a veces es muy superficial y poco creíble. De los padres de ella, tanto Verónica
Forqué como Óscar Ladoire me parecen perfectos. Cada uno en su papel y tirando de carisma, ayudan a que la película avance. Belén Cuesta está muy bien también en su pequeño papel, sumando líos y mal entendidos. Hugo Silva, actor del que ya he dicho muchas veces que me encanta, en este caso lo veo hasta incómodo a veces, no lo veo muy integrado en la película, a veces es como si él pensara "Sí, esto está bien, pero yo lo haría de otra forma". Aun así tiene una actuación más que correcta. Y ¿Qué decir de Ernesto Sevilla? Papel corto, con escenas cortas pero imprescindible. Sin él, la película pasaría a un nivel mediocre rápidamente. Al terminar la película, y mientras salen los créditos, no os perdáis la escena en el que Ernesto y Belén están en el bar hablando sobre lo importante que es, que un español le quite la novia a un argentino.
¿Y el desarrollo? Bueno, la película avanza a buena velocidad, a veces parece qua se atranca pero nunca se para. Sigue la misma línea maestra de infinidad comedias románticas, así que el final es predecible desde el minuto uno. Eso sí, el que sea predecible no significa que tenga que ser insulso y que parezca que no hay dinero para quince segundos más de película.
Pues qué deciros más. Divertida para una tarde de sábado y poco más. La sensación que me queda es que podría haber sido mucho mejor.
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