Aunque es una película que tiene cierto tiempo, la recuerdo como si la hubiera visto ayer. ¿Qué ofrece? Nada y todo. Es una película para sábado por la tarde sin más pretensión que ver aventuras y algún que otro toque cómico.
Los hermanos Grimm viajan de pueblo en pueblo liberando a estos de sus maldiciones, fantasmas y demás hechos paranormales. Su forma de actuar es siempre la misma, llegan, luchan contra el fantasma de turno, vencen y cobran una buena recompensa. Un buen negocio si además le sumamos que son unos timadores. Ellos mismos usando inventos y cómplices hacen creer a las aldeas qus son víctimas de algo sobrenatural. Todo se tuerce cuando un pueblo bajo un maleficio real pide su ayuda.
Salta a la vista, que a pesar de su reparto, no es una película con aspiraciones de Oscars. Su única pretensión es entretener, y yo creo que lo hace. Efectos conseguidos a pesar de que muchos son trucos que se fabrican ellos mismos. La ambientación es muy buena y a veces me recuerda a las películas de los ochenta que tanto me gustan con esos decorados de cartón piedra pero totalmente creíbles.
Muchos me dicen que no, pero yo sí veo esa química entre Matt Damon y Heath Ledger necesaria para hacer que la historia sea creíble y tenga esos puntos cómicos. Hermanos diferentes pero iguales a la vez.
No voy a negar que la película tiene sus defectos y quizá uno de los que más se hace notar es lo larga que es. Poco más de dos horas me parecen demasiado y más si tenemos en cuenta que hay momentos que la película parece frenar.
Poco más se puede decir. Si quieres evadirte durante un buen rato, póntela y sumérgete en el mundo fantástico de los hermanos Grimm
2005: Festival de Venecia: Nominada al León de Oro
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