Casi siempre que comento una película, comienzo por decir la sensación que me daba antes de verla. Con esta no lo haré porque directamente no fui a verla al cine. Ni siquiera por mi admirada Julianne Moore o porque el director fuera Ivan Reitman (Cazafantasmas). Pensé que sería una especie de subproducto de ciencia ficción infumable utilizando como gancho a David Duchovny. Que equivocado estaba...
Una noche, un meteorito cae en el desierto de California. Enseguida, dos científicos locales se ponen en marcha para estudiar el fenómeno pero rápidamente, los militares toman el mando inconscientes de lo que esa roca trae en su interior.
Una de las cosas que más me gusta de la película es su ambientación. Pueblo perdido en el desierto, meteorito, alienígenas, militares... rebosa ambiente de aquellas míticas películas antiguas sobre invasiones extraterrestres.
Los actores se toman la película como es, una mezcla entre terror alien años 50 y comedia de ciencia ficción moviéndose muy bien de un extremo a otro gracias a la dupla de protagonistas, David Duchovny y Orlando Jones. El primero pone la seriedad con toques de humor y el segundo pone el humor con toques... de más humor. Eso sí, sin caer en el chiste fácil. Las pinceladas que nos arrancarán sonrisas e incluso risas están muy bien puestas y no te sacan de la historia.
Quizá, como única nota negativa, son algunas escenas que no hacen avanzar nada la historia y poco tiene que ver con ella, como por ejemplo el examen a bombero de Seann William Scott.
En definitiva una muy buena película que pasó sin pena ni gloria pero que vale la pena ver para pasar una tarde de palomitas para todos los públicos.
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