lunes, 16 de mayo de 2016

Alien, el octavo pasajero

Me encantaría poder ver esta película por primera vez; ya me entendéis, con la mente del que no sabe qué se va a encontrar. Sí, eres pequeña, sabes que es " de esas del espacio", pero no te esperas algo así. Es una obra maestra de la ciencia ficción y el terror; dos géneros que cuando se amalgaman bien, te haces caquita.

Ya sabéis de que va la historia: La nave Nostromo de regreso a la Tierra, recibe una transmisión de una posible forma de vida en un planeta cercano, y allá que van. La nave se ve "asaltada" por unos seres terroríficos de otro planeta, voraces, inteligentes, y con una sangre que ríete tú de la lava recién salida del volcán.

Ridley Scott sabe jugar muy bien, (y más dada la época en la que se hizo, en 1979, donde los efectos especiales aún no estaban muy desarrollados) con la luz, la oscuridad, y sobre todo, ese efecto claustrofóbico de pasillos, estancias pequeñas y la sensación de terror que da el no poder huir.


 (¿Es un pájaro, un avión? No... es sangre ácida de alien que os va a dejar la piel mejor que con un peeling)

Siempre me han encantado las películas donde un puñado de personajes se ven metidos en un lío, todos tan distintos, y que aportan más profundidad a la que puede ser una simple historia de miedito espacial. De hecho, fue todo un acierto escoger a Sigourney, que en aquella época era una desconocida, ya que en un primer momento se había especificado que el protagonista, Ripley, debía ser un hombre.

Como podéis observar (y contar), la tripulación (unos pringados, vamos a reconocerlo), se compone de 7 pasajeros, y el octavo es el Alien (si no contamos al mínimo, que oye, tiene su corazoncito). Y hablando del gatito Jonesy, es el protagonista malvadísimo de una de las mejores escenas de la película. Porque... ¿no os parece terrorífico cuando le van buscando, y sin que veamos nada, somos testigos de como el gato presencia la muerte de uno de ellos a manos del Alien?

                          (Jonesy impasible ante la masacre del que le daba la latita de paté)

Claro está, hay que destacar la labor de diseño de escenarios de la Nostromo, y de los Aliens de H.R. Giger, fallecido hace poco, y que te da esa sensación entre asquete, morbo y miedo a partes iguales. Utilizaban una especie de marionetas, efectos, y a un nigeriano altísimo que salía en las escenas de cuerpo entero. Además Ridley jugó mucho con las posibles interpretaciones de sus actores, no les revelaba lo que iba a ocurrir, como en la escena en la que le sale el alien de la tripita al pobre, y ellos no sabían que iba a pasar, sus reacciones son totalmente reales. 

(Aquí justo antes de que les de el infarto de miocardio a los actores, que ya estaban pensando que dónde narices se habían metido por las cuatro perras que les estaban pagando)

Otra de las cosas a destacar en esta película redonda es la música por supuesto, que crea el ambiente perfecto, deshumanizador, de sentirte abandonado en mitad del espacio, frío, igual que las estancias blancas como el comedor o la enfermería, genial.

Que digo yo, después de todo esto... ¿ podríais verla de nuevo, no? 


1979: Oscar: Mejores efectos visuales. Nominada a Mejor dirección artística
1979: Premios BAFTA: Mejor Diseño de producción y Sonido. 5 nominaciones
1979: Nominada al Globo de Oro: Mejor banda sonora
1979: Festival de San Sebastián: Mejor fotografía y efectos especiales

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